Esto es fútbol

Noches así justifican esta pasión con que nos entregamos al fútbol. Y justifican la atención que prestamos a esos dos grandes clubes, Madrid y Barça, cuya tensa rivalidad de cien años de vida ha sido la hormona de crecimiento de este deporte en nuestro país. Anoche ambos hicieron honor a esa historia y a la expectación que les acompaña. Ofrecieron lo mejor de sí, sufrieron, cedieron en algún momento hasta el punto de fractura, se rehicieron. Al final dejaron seis goles, los dos porteros convertidos en héroes, la consagración definitiva de un jugador como Messi y una sensación grata en todos.

Grata en el Barça porque se vio muy mal, con diez, desarbolado, con un boquete en el lado derecho de su defensa y a merced del rival, pero supo rehacerse y salvar un empate que le mantiene a la discreta distancia de cinco puntos del Madrid. En cuanto a los blancos, este resultado les aleja de la Liga, pero recrea la sensación de que hay una renovación, de que 'el equipo de solteros' es un proyecto al que basta añadir un par de piezas lujosas arriba para convertirlo en un equipo ganador. El futuro del Madrid empezó ayer, porque fue justo ayer mismo cuando se liquidó ese proyecto llamado título.

¿Bastaba quizá con quitar a Emerson y Cannavaro? Desde luego, la pérdida de esos dos lastres convierte al Madrid en otra cosa. Nunca se arrepentirá bastante Capello de haberse empeñado en ese par de estorbos, porque eso es lo que ha dado al traste prematuramente con todo. Sin ellos, el Madrid no podrá jugar como ese Barça del primer tiempo, que cuando junta a Xavi, Deco, Iniesta, Messi, Etoo y Ronaldinho en la frontal es imparable, pero puede ser un equipo. La terquedad de Capello deja al Madrid sin título, pero el madridismo se acuesta con una buena noticia: sí hay un base sobre la que construir.

Alfredo Relaño, director de As.